Fuimos 3 parejas y 4 niños y la verdad es que estamos ya con ganas de repetir. Es una forma diferente e interesantĂsima de conocer Gran Canaria, la Gran Canaria autĂ©ntica.
Empezamos por la casa, antigua mansiĂłn colonial canaria al borde del mar, desde la que accedĂamos a la playa prĂĄcticamente descalzos. La casa se encuentra en una finca de plataneras, por lo que cuando nos cansĂĄbamos de mirar el mar :-), no tenĂamos mĂĄs que girar la cabeza, y ahĂ nos encontrĂĄbamos con el verde de las plataneras. Por dentro, a la casa no se le puede pedir mĂĄs con una distribuciĂłn muy buena y decoraciĂłn con mucho encanto. El estado y limpieza impecable.
Es una casa muy cĂłmoda para ir en grupo, ya que su amplitud y distribuciĂłn evita las molestias por ruidos y en cierto modo propicia la intimidad de cada una de las familias que estuvimos. Juntos pero no revueltos :-)âŠ..
Los anfitriones son un encanto. Son una pareja joven, yo dirĂa que de unos 40 y pocos, muy accesibles. Te facilitan mucha informaciĂłn de los alrededores, excursiones, restaurantes, recomendaciones, etc⊠se nota que conocen muy bien los alrededores y la isla entera, ademĂĄs que les gusta hacer sentir muy cĂłmodos a los huĂ©spedes.
La casa estĂĄ muy bien situada, fuera de las tĂpicas aglomeraciones turĂsticas, por lo que es una fantĂĄsti-ca ocasiĂłn para conocer la autĂ©ntica grancanaria, su gastronomĂa y sus gentes. EstĂĄ a tiro de piedra de la capital de la isla, y de Arucas, ciudad con mucho encanto y una imponente catedral.
Francamente muy recomendable y con ganas de volver pronto!